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ADVERSIDAD Y ESTRATEGIAS DE MERCADO

Con una inversión de USD 1,6 millones, Santista apuesta por el futuro textil tucumano en tiempos de crisis

Mientras el sector textil enfrenta una profunda recesión y la amenaza de importaciones descontroladas, Santista impulsa su modernización con tecnología de punta en su planta de Famaillá y busca consolidarse en mercados globales, respaldada por una reducción tributaria y un plan de largo plazo.

Por Tendencia de noticias

06 sept, 2025 11:45 a. m. Actualizado: 06 sept, 2025 11:45 a. m. AR
Con una inversión de USD 1,6 millones, Santista apuesta por el futuro textil tucumano en tiempos de crisis

Bajo un panorama de incertidumbre para la industria textil argentina, Santista, una de las principales firmas del rubro en Brasil y con casi un siglo de presencia en el país tras asociarse con un socio local en 2021, decidió fortalecer su apuesta exportadora. La empresa anunció recientemente una inversión de USD 1,6 millones en equipamiento innovador para su planta en Tucumán, un movimiento que contrasta con la parálisis que afecta al sector. Esta decisión forma parte de una estrategia de largo aliento, que en los últimos cinco años destinó más de USD 30 millones a renovar sus procesos, priorizando la innovación, la sostenibilidad y la integración de toda su cadena productiva.


La nueva incorporación es una línea de hilatura Autocoro Saurer ACO 10, desarrollada en Alemania, un sistema automatizado que convierte fibras de algodón en hilo con mayor precisión y eficiencia. Esta tecnología, que incluye controles avanzados, bobinado y empalmes, eleva la calidad del producto y refuerza la competitividad de Santista en el mercado internacional. Con 98 años de trayectoria en Argentina, la compañía se especializa en jeanswear y workwear, respaldada por marcas reconocidas como Good Denim, Ombú y Grafa, y ahora apunta a optimizar sus etapas de tejido y acabado con esta modernización.


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El sector, sin embargo, atraviesa una crisis severa. Según datos de la Fundación ProTejer, las ventas de vestimenta descendieron un 30% en los últimos dos años, y al menos la mitad de las empresas redujeron su actividad en el último año, con una caída promedio del 12%. En el acumulado de ese período, la baja supera el 28%, mientras que cerca del 80% de las firmas suspendieron inversiones en 2024, incluso abandonando proyectos en curso. En este escenario, Santista se destaca como una excepción, buscando contrarrestar la tendencia con su enfoque en la exportación.


A nivel local, la planta de Santista en Famaillá recibió un alivio tributario del municipio. El intendente Enrique Orellana acordó con la empresa una disminución del Tributo Económico Municipal (TEM), cuya alícuota actual es del 0,8%, con una reducción de entre 30% y 50% que se aplicará por seis meses. Esta medida busca aliviar la presión financiera sobre las compañías de la zona en un momento crítico.


En el ámbito comercial, Santista mantiene un equilibrio entre sus dos líneas principales, jeanswear y workwear, que dividen por igual su facturación. En el segmento de denim, domina el 25% del mercado local, surtiendo a marcas como Kosiuko, Akiabara y Wanama, con planes de expandirse fuera del país. En workwear, lidera con un 45% de la cuota de mercado. Esta diversificación le permite resistir la adversidad, aunque no está exenta de desafíos, como lo señaló Carlos Muia, presidente de la Unión Industrial de Catamarca (UICA) y accionista mayoritario de Santista desde 2021. En diálogo con Tendencia de Noticias, había resumido la situación del sector: “Estamos en un momento que va cayendo el empleo industrial, la industria textil está seriamente amenazada y atacada por esta distorsión que significa la importación indiscriminada”, destacando la pérdida de competitividad y empleos debido a la apertura desmedida de importaciones y la falta de reglas equitativas.


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Muia, quien en 1982 fundó Confecat en Catamarca —hoy el mayor empleador privado de la provincia— y adquirió el 45% de Santista, describió la compra como “la operación más importante de mi vida”, rescatando marcas como Grafa y Ombú. Sin embargo, alertó sobre una caída del 30% en las ventas de telas en 2024 en Tucumán, lo que pone en riesgo los puestos de trabajo. “Es imposible mantener empleos con esta reducción en la venta de nuestro principal producto”, afirmó, rechazando acusaciones de buscar privilegios y exigiendo políticas claras para competir con productos importados, a menudo producidos con mano de obra de bajo costo. Su grupo, que incluye Confecat, Confelar en La Rioja y Santista, emplea a más de 1.600 personas y sigue apostando por la tecnología para sobrevivir en un entorno desigual.


Así, mientras la industria textil nacional se tambalea, Santista encara un rumbo distinto, apostando por la innovación y la conquista de nuevos horizontes internacionales, en un esfuerzo por sortear la crisis que afecta al sector.

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